jueves, 23 de agosto de 2018

Beethoven: "Variaciones Diabelli"


Nacido cerca de Salzburgo, en 1781, Anton Diabelli fue un músico de creatividad limitada pero poseedor de grandes habilidades como empresario. De joven también siguió estudios eclesiásticos que no llevó a término debido a circunstancias inmanejables, como puede serlo que Napoleón haya entregado al Estado los monasterios donde pretendía instruirse. Así fue como en 1803 se instaló en Viena con el propósito de seguir una carrera en música, pues ya había compuesto, después de todo, media docena de misas. En la capital del imperio enseñó piano y guitarra, y compuso piezas sencillas para deleite de la burguesía naciente, pero su principal fuente de ingresos fue su trabajo como copista y corrector de pruebas para casas editoras locales.


En 1817 ya había montado su propia compañía, y al año siguiente se asoció con Pietro Cappi, un conocido comerciante en arte y grabador. La lozana firma Capri & Diabelli hizo su primera publicación en diciembre de 1818; al poco tiempo era conocida como proveedora de danzas populares y arreglos de trozos de ópera para el mercado amateur. A fin de equilibrar el catálogo y alcanzar un mercado más amplio, en 1819 Diabelli comenzó a remitir a los más destacados compositores austriacos un vals de su autoría para que en base a él idearan una variación. La compilación se publicaría en beneficio de las familias de los soldados caídos en las guerras recientes.

Anton Diabelli (1781 - 1858)
Para 1823, cincuenta compositores habían enviado al editor su contribución. Entre ellos, y por nombrar a unos pocos, se cuenta a Schubert, Moscheles, Kalkbrenner, Hummel, Czerny (incluso el pupilo de este último, Liszt, de once años, gracias a los buenos oficios de su maestro). Una variación por compositor, a excepción de Beethoven que envió treinta y tres.
Por la época en que recibió el vals, Beethoven trabajaba de lleno en la composición de la Missa Solemnis... y no se interesó mayormente. Pero al cabo de un tiempo la idea de un trabajo enciclopédico en la técnica de las variaciones despertó su entusiasmo. Terminada la Misa en 1822, completó el formidable conjunto de variaciones y las envió a Diabelli, que las publicó como el Opus 120 del maestro, conformando también el primer volumen de la compilación a beneficio. Los restantes cincuenta autores fueron agrupados en el volumen II.

El vals de Diabelli
Inicialmente, Beethoven no solo desaprobó la pieza sino que la calificó de ser tan musical como un "remiendo de zapatero". Para algunos estudiosos, la calificación parece adecuada si se observa su estructura de "secuencias musicales repetidas una tras otra, cada vez moduladas a intervalos similares". Esto es indudablemente cierto, pero las opiniones sobre el valor musical de esta secuencia varían en un amplio rango. Para los más benevolentes, estamos ante una pieza saludable, graciosa, desprovista de toda afectación o sentimentalismo. En el otro extremo, no hay aquí sino banalidad, un "vals de cervecería"...
Nada mejor que formarnos nuestra propia opinión. El pianista estadounidense Neal O'Doan nos brinda generosamente esa posibilidad.




33 variaciones sobre un vals de Diabelli, en Do mayor, opus 120
Acá, en cambio, no hay dos opiniones. Los expertos coinciden, con entusiasmo, en la grandiosidad de la obra. "Un microcosmos del genio de Beethoven", la llamó Hans von Büllow. Otro ve en ella una mezcla de "serenidad celestial, pasión salvaje y noble majestad". No ha estado ausente tampoco la comparación con las Variaciones Goldberg, por su grandeza, profundidad y calibre estilístico y emocional.
Sin embargo, para el oyente común, esta maestría tan inspirada ha resultado de difícil asimilación. Su gran extensión requiere de una concentración extrema mantenida en el tiempo, de ahí que editores y aun intérpretes hayan intentado un reacomodo o manipulación de la obra a fin de hacerla más "liviana" al oído. Pero tal levedad solo conseguiría debilitar una obra maestra que, de cualquier modo, es el resultado de un enorme esfuerzo del intelecto, vista y considerada la extrema sencillez del tema original.

Publicada en Viena en 1823 por Capri & Diabelli, la obra lleva dedicatoria a Antonie Brentano, señalada alguna vez como una de las probables "Amada Inmortal" de una época anterior en la vida del maestro. La obra completa dura aproximadamente una hora.

La versión es del joven maestro mexicano Gavin Arturo Gamboa.


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