miércoles, 5 de septiembre de 2018

Franz Schubert: Rondó en La mayor


El 26 de marzo de 1828, ocho meses antes de su muerte, Franz Schubert fue homenajeado en Viena por su círculo de amistades con un concierto dedicado enteramente a su música, y en beneficio del artista. Fue el primero y el último. Tres días después, Niccolo Paganini iniciaba su maratón de conciertos en la capital del imperio Habsburgo. Hasta el 24 de julio, el violinista que tenía pacto con el diablo atiborró a los vieneses con catorce recitales. La prensa no se cansó de cantar las excelencias del "fenómeno Paganini", pero dedicó solo un par de líneas a su connacional Franz Schubert.

Franz Schubert (1797 - 1828)
El concierto homenaje había sido todo un éxito, a pesar de que gran parte del público no conocía las obras del autor. Una apatía similar había sido la tónica por parte de las casas editoras de música hasta no hacía mucho. Solo a partir de 1822, aproximadamente, los editores comenzaron a mostrar un interés, algo deslavado, en la publicación de la música del pequeño maestro. Es famosa la respuesta del editor Peters a la carta de amigos de Franz solicitando la publicación de algunas piezas suyas: "Mi interés está enfocado en los artistas ya consagrados... la misión de revelar nuevos talentos es para otro...".

Pero en 1828 Schubert tenía editor hacía rato: la casa Artaria. El maestro había aprendido a lidiar con tales circunstancias, y también con su precaria salud, muy debilitada a consecuencia de la sífilis contraída hacía siete años. Contra todo pronóstico, ese último año vio nacer algunas de sus mejores obras: las últimas tres sonatas para piano, la fantasía en Fa menor y la notable y celebérrima Serenata, entre otras. Doménico Artaria, editor, se vio entonces en la necesidad de solicitar una pequeña obra para piano a cuatro manos... el fortepiano recién instalado en los salones de la naciente burguesía pedía a gritos una pieza para disfrute de la familia.

Rondó en La mayor, D 951
Comenzada en junio de ese año, la última obra para piano a cuatro manos de Schubert fue publicada al mes siguiente de su muerte, con el título de "Gran Rondó".
La obra no vuela a grandes alturas pero tampoco revela un estado de ánimo melancólico, que quizá hubiera sido esperable. En sus doce minutos de extensión, Schubert regresa a un periodo en que escribía pequeñas joyas para él y sus amigos, para sencillamente disfrutarlas en una velada placentera. Por lo mismo, la obra no presenta dificultades insalvables ni para los intérpretes ni para el auditor.

La versión es de los grandes maestros argentinos Martha Argerich y Daniel Barenboim.



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4 comentarios :

  1. hermosisimo.....un deleite para el espiritu

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  2. Hola, Anónimo: Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.

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  3. Hola Digo. En las circunstancias vitales de Schubert se dieron cita todos los dramas del creador romántico: pobreza, enfermedad, indiferencia ante su talento y una gran timidez pero, al igual que Mozart, en medio de sus adversidades fue capaz de escribir la música más encantadora. La vida de Schubert parece confirmar eso de que el genio a veces da lo mejor de sí mismo en medio de las dificultades.
    P.D Quisiera, si puedes y no lo has hecho aún, que dediques una entrada a la sonata en sol mayor D 894, la conozco de memoria y me parece una obra admirable. Saludos.

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  4. Hola, Daniel: Sí. Fue el sino de muchos músicos. Gracias por la sugerencia, y el comentario.

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